martes, 20 de mayo de 2014
viernes, 16 de mayo de 2014
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En este enlace encontrareis una presentación ilustrada en Power Point con todas las leyendas que hemos tratado. Solo tenéis que hacer click aquí
El último fantasma de Sevilla
6.
Una
tarde de primavera el rey don Pedro regresaba de cacería, y al pasar
por la calle san Luis la comitiva del rey lanzaba un torrente de
alborotos, ruidos, música... Al escuchar el festejo todas las
mujeres se asomaban a sus balcones. Entre ellas se encontraba María
de Padilla, hija de una de las familias más ilustres de Sevilla, de
la que el rey quedó enamorado. Sin embargo, para asegurar la paz con
Francia se vio obligado a casarse con Blanca de Borbón. Aun así
siguió su relación con María de Padilla y tuvieron 4 hijos.
Hasta que
doña Blanca le fue infiel, y aprovechando esta situación la encerró
en una torre, donde pasados unos años la sentenció a muerte. Por
complicaciones del parto su amante, María, falleció, entonces el
rey convocó a todos los principales hombres de Castilla a los que
confesó que una vez muerta Blanca, él se había casado con María
de Padilla por lo que se la consideraría reina legítima al igual
que sus cuatro hijos bastardos. Esta razón hizo enfurecer a su
hermano don Enrique que le declaró la guerra.
Aquí
acaba la historia y comienza la leyenda.
En
Papa se entera de la noticia de don Pedro y ordenó una investigación
eclesiástica y su posterior castigo que debía ser comunicado
PERSONALMENTE al rey. Esto suponía un problema pues nadie se atrevía
a hablar con él en persona: era apodado Pedro el Cruel.
Así
le fue encomendada la misión al arcipreste Marcos quién salió en
su busca cuando fue de caza. El rey lo descubre y huye, ante lo que
el arcipreste jura que si no lee ese decreto en vida lo hará después
de muerto.
El
rey don Pedro tuvo que marchar al Norte para lidiar con su hermano
donde murió, por lo que el arcipreste nunca consiguió leerlo.
Cuenta
la leyenda que se pasea por la calle Judería leyendo el Decreto en
voz altas por las noches en Sevilla.
Susona, la fermosa fembra
5.
En
España, durante el siglo XI convivian cristianos, judíos y
musulmanes. En una de las revueltas hubo una gran matanza de judíos
y estos respondieron organizando un complot.
El
lugar elegido para la reunión fue la casa de Diego Susón, judío
converso, cabecilla de la revuelta. Este banquero vivía con su hija
Susana Ben Susón, conocida en la ciudad como “la fermosa fembra”
quién comenzó a verse con un caballero cristiano.
Una
noche, mientras esperaba en su casa que todos se acostasen para ir al
encuentro de su amante, se enteró de la conspiración que tramaban
los suyos con su padre a la cabeza, parte de la cual consistía en
asesinar a los principales cargos públicos y caballeros de la
ciudad. Temiendo que le pasase algo a su amado, Susona acudió a él
para advertirlo del peligro que corría y que así este pudiese
ponerse a salvo. Ponía en peligro a toda la colonia judía de
Sevilla.
Su
amante informó inmediatamente al asistente de la ciudad, don Diego
de Merlo, quien ordenó detener a los cabecillas de la misma. Pocos
días después fueron ahorcados en Tablada.
A
partir de aquí termina la historia y empieza la leyenda. Al ser
repudiada por su pretendiente y por los judíos, como causante de la
muerte de su propia gente, y tras caer en la cuenta de su grave
error, desesperada, busca ayuda en, donde el arcipreste Reginaldo de
Toledo, obispo de Tiberíades, la bautiza y le da la absolución,
aconsejándole que se retirase a hacer penitencia a un convento, como
así lo hizo y permaneció allí varios años hasta tranquilizar su
espíritu. Más tarde, volvió a su casa donde en lo sucesivo llevó
una vida cristiana y ejemplar.
Se
respetó su voluntad y, tras su muerte, y durante más de un siglo,
hasta bien entrado el 1.600, permaneció la cabeza de esta en dicho
lugar en la conocida por este macabro motivo como calle de la Muerte.
Tiempo
después se colocó un azulejo con una calavera y se cambió el
nombre de la calle, por el de Susona.
*Otra
versión es diametralmente opuesta: fruto de sus amores con un obispo
tuvo dos hijos y, tras ser abandonada por éste, se hizo amante de un
comerciante de la ciudad.
A
la muerte de y tras abrir su testamento, se encontró en él escrito:
“Y
para que sirva de ejemplo a los jóvenes en testimonio de mi
desdicha, mando que cuando haya muerto separen mi cabeza de mi cuerpo
y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede
allí para siempre jamás”.
La cena de las velas
4.
Durante
el reinado visigodo en la península, el general Teudiselo fue
designado nuevo rey de los godos en el año 548. Su reinado llegó a
tal nivel el descontento entre los aristócratas godos que se unieron
para conspirar contra Teudiselo y hallaron la ocasión con motivo de
una cena que, por obligación, los reyes daban cada año a sus
nobles.
Discurría
el año 549 cuando en los salones del Alcázar sevillano, a la luz de
las velas, se dispuso una gran mesa para el banquete con abundante
vino y viandas. Teudiselo, como de costumbre, bebió en exceso ya que
era ajeno a la conspiración que se había tramado. En un momento de
la cena y a la señal que habían acordado, los invitados soplaron
sobre las velas que iluminaban la mesa apagando éstas y dejando la
sala a oscuras. Los nobles más cercanos sujetaron al rey y los demás
se fueron levantando, de uno en uno, y pasando frente al monarca
clavaron sus cuchillos en el pecho real. De esta forma vengaron su
afrenta y, al haber sucedido todo en la oscuridad, no había testigos
que pudieran culpar a alguien de haber asesinado al rey y, por tanto,
ningún noble quedaba excluido para ser nombrado nuevo monarca.
La misa de las ánimas
3.
Esta
leyenda tiene lugar en el antiguo convento de San Francisco, cuya
extensión ocupa hoy en día la Plaza Nueva. De este convento queda
una pequeña capilla, la capilla de San Onofre, junto al edificio de
Telefónica.
En el siglo XIX, un caballero llamado Juan de Torres había pecado durante toda su vida y entró de lego en el convento de San Francisco.
Una de estas noches, conmemoración de los Fieles Difuntos, estaba el lego en la capilla de San Onofre, oyó que alguien entraba, y vio con sorpresa que un fraile de su misma orden, se acercaba al altar, pasaba a la sacristía y volvía a salir al poco rato, vestido para oficiar la misa. El fraile se situó ante el altar, miró hacia los bancos y se volvió a la sacristía de la que salió y cruzando la iglesia, desapareció, sin oficiar misa. Este hecho se repite en varias ocasiones, todas en presencia del lego. Hasta que un día este decide contar los sucesos al prior del convento, quien le aconseja que la próxima vez ayude al fraile a oficiar la misa.
Una
vez que hizo lo que le indicó el prior y ayudó al fraile. Entonces,
este le explica que era un fraile de esa convento que murió sin
haber oficiado la Misa de Difuntos que le habían encargado, sin
cumplir dicha obligación, Dios le condenó a permanecer en el
purgatorio hasta que oficiase la misa, pero nadie le había querido
ayudar aunque lo había intentado todos los días de noviembre
durante todos los años desde hace más de un siglo.
Y
tras estas palabras el fraile desapareció para siempre.
Este
suceso ocurrió según cuenta la crónica de dicho convento en el año
1600.
La cabeza del rey don Pedro
2.
Podemos
situar esta leyenda en calle Cabeza del Rey Don Pedro, debe su nombre
al busto del rey Pedro I de Castilla que se encuentra en la fachada
de una casa.
Dice
una leyenda que el rey Don Pedro solía salir de noche a recorrer la
ciudad de incógnito. En una de sus correrías tuvo un altercado con
un desconocido, al que mató. Al día siguiente corrió la noticia de
que un noble había sido asesinado aquella misma noche. El rey mandó
averiguar lo ocurrido, prometiendo colgar la cabeza del asesino en el
lugar del crimen. Una anciana testificó que podía identificar al
culpable: el propio Rey, al que reconoció porque le crujían las
articulaciones. El Rey reconoció su culpa y, para expiar su pena,
mandó colocar un busto suyo en aquel lugar.
El hombre de piedra
1.
En
el barrio de san Lorenzo, discurre una calle llamada 'hombre de
piedra' porque en ella hay una estatua empotrada a la pared de
relieves y detalles borrosos puesto que lleva allí siglos.
Para
entender bien esta leyenda debemos remontarnos a la plaza del
Salvador. Allí hay una cruz adosada en la pared de la esquina de la
calle Villegas (Cruz de los Polaineros) y bajo ella una lápida en la
que se establece los castigos impuestos por no arrodillarse cada vez
que pasase el Santo Sacramento. Podemos observar entonces la gran
devoción que existía en Sevilla en aquella época. De esta
costumbre no se libraba ni le rey ni los más distinguidos
caballeros, bajo pena de perder el caballo o pagar seiscientos
maravedíes.
Aclarado
esto, volvemos a san Lorenzo, 'a la calle 'Hombre de Piedra' antes
llamada calle' Buen Rostro' donde encontramos una taberna en la que
había unos hombres bebiendo y comiendo. Cuando uno de ellos
advierte que se acerca a lo lejos un reducido grupo de personas
presididos por un párroco que lleva entre sus brazos la hostia para
dar la extrema unción a un enfermo. Ante este hecho, todos salieron
de la taberna se arrodillaron, excepto uno, llamado Mateo el Rubio,
que, haciendo alarde de su temple no se arrodilló. Entonces, cuenta
la leyenda que un rayo cayó del cielo y su cuerpo quedó allí para
siempre, petrificado.
A
partir de entonces esa calle cambió su nombre a 'Hombre de Piedra'.
Introducción
Sevilla es una de las ciudades españolas y europeas más cargadas de histor
ia.
Por ello, la capital andaluza es sumamente rica en leyendas y
tradiciones que se remontan a tiempos muy antiguos. ¿Fundó Hércules la
primitiva Sevilla? ¿Murió realmente Don Rodrigo en la Batalla de
Guadalete? ¿Qué hacen las sevillanas para que llueva o para que no
llueva? ¿Qué son los seises de la catedral hispalense? Las historias del
Cid, de don Juan Tenorio, de Bécquer… todas estas fascinantes leyendas
vienen de la mano de José María de Mena, uno de los principales
investigadores de las leyendas de España.
A continuación, les traemos las leyendas que nos han parecido más curiosas, entre ellas: la cena de las velas, Susona la fermosa fembra, el último fantasma de Sevilla...
A continuación, les traemos las leyendas que nos han parecido más curiosas, entre ellas: la cena de las velas, Susona la fermosa fembra, el último fantasma de Sevilla...
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